lunes, 31 de enero de 2011

Lactancia y supervivencia se dieron la mano durante millones de años

El CENIEH de Burgos publica 'Maternidad y Parto. Nuestras ancestras y nosotras', un libro que recoge las diferencias entre las madres actuales y sus ancestras.

Las autoras del libro 'Maternidad y Parto'.

Ricardo Ordóñez / ICAL

La lactancia resultó esencial en el desarrollo evolutivo de la especie humana. Una vez que los homínidos comenzaron a dar sus primeros balbuceos, algunas de las primeras palabras que pudieron salir de su boca pudieron ser "mamá" y "teta". El proceso de amamantamiento de la especie humana coincide con el de otros mamíferos y con una actividad que resultó fundamental hace millones de años cuando, por fortuna o por desgracia, no existían ni las papillas, ni los biberones y mucho menos los pañales.


Las primeras madres de la historia de la Humanidad destetaban a sus hijos a los cuatro años de edad. Las crías convivían apegadas a las 'faldas' de sus madres hasta esta edad para recibir un conjunto de nutrientes que les salvaba en su edad adulta de muchas enfermedades. Estas son algunas de las conclusiones que se extraen del libro 'Maternidad y Parto. Nuestras ancestras y nosotras', de Ana Mateos Cachorro, y editado por el Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana (CENIEH), presentado el martes en la capital burgalesa.


Lactancia y supervivencia fueron de la mano durante millones de años. En este sentido, el director del CENIEH, José María Bermúdez de Castro, consideró que "uno de los mayores errores que ha cometido la especia humana ha sido suprimir esta práctica". El paleontólogo entiende que la lactancia resultó vital para la evolución de los humanos y ayudó a prevenir enfermedades cuando no existían los fármacos ni las unidades pediátricas. Asimismo, Bermúdez explicó que "muchas de las enfermedades que hay en la actualidad son producto de esa supresión de la lactancia".


Partos ancestrales


Los científicos coinciden al señalar que la mujer jugó un papel fundamental en el desarrollo de la especie y en la crianza de sus hijos. El embarazo de las primeras homínidas no dista del de las mujeres actuales, aunque en la evolución de la especie se dieron algunos cambios adaptativos que cambiaron la forma de dar a luz. Las mujeres de la Prehistoria tenían una pelvis más estrecha por lo que el cráneo de su bebé también era de menor dimensión que el de los bebés de la actualidad. De este modo, las mujeres que vivieron en la Sierra de Atapuerca durante el Pleistoceno daban a luz sin dificultades.


Uno de los rasgos que comparten las mujeres del siglo XXI con las de la Prehistoria es que traían a sus hijos al mundo acompañadas de otros humanos. De este modo, puede entenderse que el parto asistido naciese hace millones de años, aunque se desconoce con precisión el modo y las posturas en las que daban a luz.


Ausencia paterna


La crianza de los primeros homínidos se caracterizó por una presencia casi permanente de la progenitora y una ausencia, no demasiado estudiada, de la figura paterna. Los críos pasaban los primeros años de su vida apegados a sus madres y en muchas ocasiones no contaban con la figura del padre, tan esencial en el desarrollo evolutivo de la especie humana en años posteriores.


Finalmente, Bermúdez concretó que las madres eran las que "más estaban encima" y que no se sabe a ciencia cierta si el padre se desentendía de las crías. Los cambios sociales que se desarrollaron con el paso de los años hicieron que el padre tuviese un papel muy importante en la crianza de sus hijos fomentando unos lazos afectivos que conforman la identidad del adulto.

lunes, 24 de enero de 2011

La lactancia vence a las farmacéuticas

La proliferación de políticas que fomentan dar el pecho ha devuelto al biberón a la excepcionalidad

VANESSA PI MADRID 24/01/2011 08:00

fuente: Público

Acaban de parir y no saben cómo alimentar a sus hijos. Lo que tienen claro es que, al menos en el primer medio año, no quieren darles el biberón. La lactancia materna ha dejado de ser cuestionada. Las estrategias de las autoridades sanitarias y de los hospitales han dado su fruto: la alimentación natural ha desbancado a la leche de laboratorio.

Una docena de mujeres, todavía con las barrigas hinchadas tras el parto reciente, atienden a las indicaciones de Juana María Aguilar, la enfermera consultora de lactancia materna del Hospital 12 de Octubre de Madrid. El centro imparte desde 2007 un taller de lactancia. Las dudas de las madres recientes son tantas, que obvian por una hora el dolor que aún les dura para asistir a la charla. "Si os sentís mal, podéis salir cuando queráis", les insiste Juana, muy dulcemente, al inicio de la clase. Ellas sonríen, mientras se acomodan en las sillas de madera de la sala.

"Los fabricantes de leche potenciaron el biberón", afirma una enfermera

El llanto, señal de hambre

"Cuando un niño nace, está acostumbrado, durante nueve meses, a comer constantemente a través del cordón umbilical. De repente, eso se le corta. El niño debe comer cuando quiera. No se le debe someter a horarios. No hay que esperar a que el niño llore, el llanto se considera un signo tardío del hambre. ¿No nos entra mal humor a nosotros cuando llevamos media hora esperando en la mesa?", explica Juana.

Las mujeres escuchan atentas. Con sus bebés en brazos, las parturientas asumen que a partir de ahora su rutina, sobre todo en los primeros días de vida de sus hijos, va a estar marcado por el hambre que tengan los niños. Ellas dormirán, comerán, saldrán a pasear o se relajarán dependiendo de cuándo el bebé tenga ganas de mamar.

"Ahora, el niño mama a demanda", destaca el pediatra Carlos González

Todas quieren amamantar a sus bebés. Sólo les darán el biberón si no hay otra opción. "Hay alguien que tiene la sensación de que no tiene leche?", pregunta Pilar. Una de las madres levanta el brazo. "Muy pocas mujeres no tienen leche, son mujeres que están operadas del pecho o tienen enfermedades muy graves, pero son excepciones", la tranquiliza la enfermera.

Marta, de 38 años, tiene claro que dará de mamar a su hijo, el segundo, hasta que pueda. Para ello, agotará la baja en la empresa donde trabaja como consultora. En su anterior parto cogió una excedencia. "Yo estoy notando en los últimos años que muchas amigas que antes sólo miraban por su trabajo, ahora incluso piden excedencias para poder cuidar el máximo de tiempo a sus hijos", explica. Disponer de ese tiempo significa permitirse amamantar al bebé.

Los expertos aseguran que tras la moda del biberón de las últimas décadas estaba la industria farmacéutica. "En los últimos 50 años la atención al parto y al nacimiento se ha ido medicalizando a ritmo vertiginoso, por la aplicación de la alta tecnología y por la vulnerabilidad del colectivo médico y enfermero a las presiones de la industria farmacéutica", asegura Isabel Espiga, del Observatorio de Salud de la Mujer del Ministerio de Sanidad.

Presiones y liberación

Fueron los fabricantes de leche para bebés los que fomentaron el biberón, explica Juana María Aguilar. Se suponía que el biberón liberaba a la mujer. "Se aprovechó para decir que la lactancia artificial liberaba a las mujeres. Pero no es cierto. La lactancia materna, además de sus beneficios nutricionales, supone beneficios psicológicos, emocionales y de equilibrio global del crecimiento del bebé y de su vínculo con la madre", destaca Isabel Espiga.

"Se vendió la idea de que el biberón lo puede dar también el padre, fomentando de esta forma la equidad. Lo que tiene que hacer el padre es, cuando la madre da de mamar, poner la lavadora, cocinar, limpiar la casa... En realidad, la depresión posparto no es otra cosa que una recarga de trabajo", insiste Isabel Espiga.

Las primeras iniciativas de fomento de la lactancia comenzaron a hacerse en 2005. Ese mismo año, el Ministerio de Sanidad aprobó el primer plan de calidad que contemplaba el fomento de la lactancia. Dos años después, aprobó la Estrategia de Atención al Parto, que también potenciaba dar el pecho.

"La lactancia es lo que la mayoría de madres desean. No se abandonó porque hubiera algo mejor, sino por las rutinas que se impusieron en los hospitales, con normas y horarios que hacían difícil dar el pecho. Por ejemplo, ahora el niño mama a demanda, cuando tiene hambre. Antes, había muchas teorías, una de ellas decía que se tenía que dar diez minutos de cada pecho y repetir cada cuatro horas", explica Carlos González, pediatra y presidente de la Asociación Catalana Pro Lactancia Materna (ACPAM).

Este experto atribuye el cambio en la tendencia al viraje de la rutina de los hospitales. "El debate sobre la lactancia es falso, no hay que argumentar si es buena o no. Las madres no dan el pecho porque un médico les diga que es lo mejor, es la forma natural de alimentar al niño", explica. Dar de mamar no es cuestión de modas, sí lo fue sustituir el pecho por el biberón.

jueves, 20 de enero de 2011

De madre a doula: la emotiva historia de Eva Cenarriaga

“Tras un embarazo con miedo, un mal parto -deshumanizado y con malas prácticas-, tuve un postpato demoledor. Por suerte contaba con esta compañera doula que me ayudó mucho y poco a poco pude ir digiriendo todo lo que había ocurrido, lo asimilé, lo observé, lo comprendí, pasé el duelo y ahora ya puedo decir que he aprendido de ello y que era algo que tenía que ocurrirme para poder seguir mi camino”

“Me sirvió para decidir que jamás volvería a tener miedo, tomar las riendas de mi vida y ver claro hacía dónde debía dirigirme. Me propuse que toda mujer que me necesitara me tendría a su lado y que en la medida que me fuera posible sostendría a las futuras mamás para que no se sintieran solas”
Eva Cenarriaga

Aunque el término “doula” nace en la antigua Grecia para nombrar a mujeres con experiencia y conocimientos relacionados con la maternidad que acompañaban y ofrecían apoyo afectivo a las nuevas madres, es ahora en el siglo XXI cuando está resurgiendo con fuerza. Seguramente porque, a pesar del avance tecnológico, también hemos perdido sabiduría ancestral y conexión interna.

Eva Cenarriaga es una de estas mujeres que quieren ayudar a otras. Eva es profesora de yoga en Madrid, doula y madre y comparte con todos nosotros en la sección El Lector Alternativo Abre su Corazón los motivos por los que se convirtió en doula que están relacionados con las vivencias de sus dos partos, una negativa y desgarradora y otra enriquecedora y alquímica.

Muchas nos identificamos con algún aspecto de su relato y entenderemos el valioso papel de las doulas.

Hola a tod@s,

Os preguntaréis como llegué a ser doula, jamás habría pensado que algún día llegaría a serlo, pero la vida me puso un gran reto.

Me quedé embarazada de mi primera hija, Ainara, y una de mis compañeras y profesora era doula y daba clases a embarazadas. Así que decidí ir a sus clases.

Recuerdo mi primer embarazo con una gran sensación de miedo. Todo eran preguntas, sensaciones que no sabía explicar, era como si de repente hubiera entrado en un mundo desconocido. Por un lado seguía el camino marcado, en nuestra sociedad el embarazo es considerado como una enfermedad, así seguí todas las pruebas, chequeos, etc. Pero esto en vez de ayudarme, generaba en mí mayor angustia y soledad, ya que me encontré con un trato completamente frío y deshumanizado por parte del personal sanitario.

Quería expresar la grandiosidad que recorría mi cuerpo, llevaba una vida, sentía eso como un milagro, necesitaba mimos, que me escucharan, comprensión hacia lo que estaba viviendo y sintiendo, pero lo que me rodeaba era una sensación de indiferencia, o por lo menos así lo percibía.

Es curioso, el miedo me hizo no querer escuchar, recuerdo a mi compañera doula, nos contaba en clase de yoga los partos que acompañaba, como nos ofrecía otra visión. Me daba pánico todo, ahora soy consciente de ello.

Algo en mí me decía que había otros caminos, otras opciones más humanas, pero no tuve la fortaleza de actuar como mi instinto me dictaba, me dejé llevar, ya que todas las personas que me rodeaban se oponían o criticaban.

Llegó el gran día y fui al hospital, con la esperanza y la fe en que ellos eran los profesionales y me cuidarían. Acepté todos sus protocolos, enemas, vía, episiotomía, epidural, etc.

Tuve la mala fortuna de que coincidiera en mi parto el cambio de turno, por lo que la comadrona tenía prisa, y me practicaron una maniobra en el expulsivo prohibida por la OMS. Lo que sí recuerdo es a la matrona diciéndome, que no sabía empujar, que si quería que estuviéramos toda la noche empujando. Así me sacaron a mi hija y aquí comenzó mi sufrimiento.

Todo se complicó, cuando me subieron a planta y comenzaron los peores dolores que he sufrido en mi vida, volví e experimentar la deshumanización del personal sanitario, la única respuesta que encontré a mis súplicas en todas esas horas de dolor, fue la respuesta de una enfermera “vaya noche que me estáis dando las primerizas, pues claro que os tiene que doler, si todas habéis tenido al mismo carnicero”.

Mi calvario continuó hasta que por la mañana, después de perder el conocimiento y caer desmayada en el baño, un ginecólogo se dio cuenta que tenía hematomas y derrames internos, por lo que decidieron bajarme a quirófano, por lo que me explicó es una intervención que ellos consideraban habitual. Es práctica habitual en las maniobras que utilizan en los paritorios que se dejen o produzcan desgarros que conlleven hemorragias internas.

En quirófano, todo se complicó, llegando a peligrar mi vida. Pasé un día y medio sin saber nada y sin poder ver a mi hija.

Cuando subí a planta y pude abrazarla, fue lo mejor y lo más duro que he sentido en mi vida; no podía moverme, acercarme a mi hija sin ayuda, fue tremendo ver como mi pareja o mi madre cogían a mi hija, le cambiaban el pañal y yo no podía hacer nada.

Como podéis imaginar el postparto fue demoledor, me sentí tan incomprendida, sola, etc. Me costó mucho reaccionar.

Por suerte contaba con esta compañera doula que me ayudó mucho y poco a poco pude ir digiriendo todo lo que había ocurrido, lo asimilé, lo observé, lo comprendí, pasé el duelo y ahora ya puedo decir que he aprendido de ello y que era algo que tenía que ocurrirme para poder seguir mi camino.

Me sirvió para decidir que jamás volvería a tener miedo, tomar las riendas de mi vida y ver claro hacía dónde debía dirigirme. Me propuse que toda mujer que me necesitara me tendría a su lado y que en la medida que me fuera posible sostendría a las futuras mamas para que no se sintieran solas.

Después volví a quedarme embarazada; un embarazo pleno y consciente, un parto en casa que cicatrizó todas las heridas, la experiencia más maravillosa que jamás he vivido.

Acompañada durante el embarazo, parto y postparto por una matrona y una doula. Todavía hoy pasados los años, sigo sintiendo el mismo hormigueo y emoción al recodar mi segundo parto, ya que viví de la manera más humana, cálida y especial, el milagro del nacimiento.

Este parto marcó un antes y un después en mi vida, lo comparo como si por un instante hubiera alcanzado el nirvana, todavía hoy me faltan palabras para poder expresar todo lo que sentí.

Por todo esto comenzó mi andadura como doula.

Besos

Eva Cenarriaga
info@tudoula.es



martes, 11 de enero de 2011

EDUCACIÓN PRENATAL

Nos complace presentaros el nuevo taller sobre Educación Prenatal que tendrá lugar el próximo 22 y 23 de Ënero de 2011.

Impartido por Pilar Vizcaino. Psicóloga y Presidenta de ANEP (Asociación Nacional de Educación Prenatal)

más info en doulasalicante@gmail.com
Un abrazo,
Regi y Alicia
Doulas Alicante